El calamar nos lo limpiará el pescatero, pero una vez limpio, me gusta cortarlo a mí, yo se la medida que le quiero dar, para obtener el resultado deseado. En una tabla cortamos el calamar a aritos 0.6 mm. Una vez cortado lo volvemos a lavar y lo dejamos escurrir. Ponemos una pizca de sal para que se alegre y lo pasamos por harina.
Los dejamos que estén en la harina hasta que nos ponemos con la preparación del rebozado, los sacamos en un plato llano y en el plato hondo ponemos la harina que no han cogido los calamares en su enharinado, vamos vertiendo cerveza y moviendo con un tenedor, hasta que nos quede una salsa espesa pero no masa, ( (+ -) un tipo bechamel) corregimos de sal al gusto, con la punta de una cucharita.
Ponemos el cazo al fuego con el aceite de gira-sol y esperamos que se caliente, una vez caliente, iremos sumergiendo los calamares en el rebozado y añadiendo los al cazo, con la ayuda del tenedor, seria bueno que estuvieran sumergidos en aceite, (tipo freidora)
Les damos una vuelta y los ponemos del color precioso dorado de calamares a la romana perfectos y crujientes, con un rebozado sin romper, y sin estar lleno de aceite.
Los servimos en el plato y buen provecho.